viernes, 8 de abril de 2011

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En este último mes el destino se portó más cruel que nunca y su capricho se llevó a grandes personas: mi maestra, amiga y directora Sonia De La Rosa "Nona", gran actriz y dramaturga de la época de oro del teatro cochabambino y nacional a quien despedimos como una grande en el teatro Achá y también se llevó a mi mejor amigo, mi compañero de la vida, mi hermano, aquel amigo fiel que siempre estuvo a mi lado y que ahora se convirtió en un ángel guardian para todos los que lo conocimos, Juan Pablo Candia.

Fueron momento muy duros y llenos de tristeza que me tocó vivir y que sin duda tardaré un buen tiempo en recuperarme de esta herida que me deja con el corazón partido y la nostalgía a flor de piel, recordando escenas, ejercicios, fiestas, alegrías, viajes, colegio y muchas cosas que me toco vivir con estas grandes personas en su momento y lugar.

Siento que es necesario hacer un homenaje a la vida de estas personas y aunque a veces siento que es mejor hacerlo en las tablas, también siento que puede salir en forma de verso y es que es tan difícil asumir estas perdidas que sólo quiero expresarlas, hoy más que nunca cuando con la noche por testigo tengo un profundo pesar en el alma.

Ángeles

Hay personas que pasan y personas que dejan huellas

Hay personas que merecen el recuerdo y personas que merecen la inmortalidad,

Hay momentos tan felices y momentos de llanto.

Es increíble como el pasar del tiempo nos va marcando,

Es increíble como vez a los seres queridos partir y te quedas atado a la realidad

Es tan frío y cruel el pensar que “hay que continuar”.

Es tan difícil aceptar un adiós repentino y más si no pudiste darle un beso, abrazarla y decirle adiós…

Están absurdo vivir de recuerdos, tan difícil aceptar que se fueron…

Entre letras, palabras y escenas las recordamos…

Entre días y noches los extrañamos…

Cada segundo, cada instante acompañan nuestros latidos

Cada frase es sincera cuando los recuerdas y una lágrima brota por la mejilla

sin más razón que la nostalgia y la melancolía por su partir.

Esos seres ahora son más que un humanos de hueso y piel:

Son ángeles, divinidades protectoras de los que aquí quedamos

Seres de otra dimensión que nos cuidan y nos extrañan tanto como nosotros a ellos…

Porque no sólo fueron uno más, y por su eterno descansar

Hoy elevemos un aplauso hacía el cielo donde ellos nos escucharan…



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